Pastor hasta el sacrificio de la vida
La Iglesia en México tuvo que atravesar una prueba terrible: la de la persecución y la marginación. Con la ley de 1917, denominada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, inspirada en un odio antirreligioso y anticlerical, se intensificaron las vejaciones contra los cristianos. Pío XI dedicó la encíclica Iniquis Afflictisque a las persecuciones sufridas por la Iglesia en México, empleando un tono incluso vehemente, al atribuir a la “soberbia” y a la “demencia” el propósito de “desarraigar y desmoronar la casa del Señor”.