Mujer del diálogo y de la paz
Esposa, madre, viuda, monja. Este fue el itinerario humano que llevó a Rita a convertirse en Santa. Es una de las mujeres más conocidas del mundo y, sin duda, una de las más queridas e invocadas por la comunidad eclesial después de la Virgen María. Un ejemplo de fe inquebrantable en Dios, de amor apasionado, hasta el punto de compartir con Cristo, durante quince años, una espina de su corona.