Jubileo de la Santa Sede: una tarde especial en los Museos Vaticanos

Una fiesta en familia
«Crecí en una pequeña ciudad, donde el contacto con el arte se limitaba a visitar el museo municipal, mientras que aquí uno se encuentra ante un patrimonio inmenso, que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días». Es solo uno de los muchos testimonios de quienes visitaron los Museos Vaticanos el lunes 9 de junio, con motivo del Jubileo de la Santa Sede.
La visita fue una ocasión para disfrutar de un momento agradable y formativo, para descubrir el arte, la cultura y la historia. Así lo confirman quienes participaron en esta apertura especial, reservada a sacerdotes, personas consagradas, familias y laicos que comparten su condición de empleados de la Gobernación y de la Santa Sede.
Para todos ellos, los órganos de gobierno, a través de la Dirección de los Museos y Bienes Culturales, ofrecieron una visita vespertina gratuita. Es la primera vez que la Gobernación brinda a sus empleados la oportunidad de reunirse para admirar juntos las Colecciones Pontificias.
Y se percibía desde los primeros momentos, había un recorrido singular que llevaría hasta la entrada del museo. Por la mañana, los empleados habían atravesado otra puerta: la de la misericordia de Dios, simbolizada por la Puerta Santa, mediante la cual se obtiene la indulgencia plenaria.
Todos seguían al Papa León XIV, que, portando la cruz del Jubileo, había guiado la procesión desde el Aula Pablo VI hasta la Basílica de San Pedro. Tras franquear la Puerta Santa, seguido por cardenales, obispos, sacerdotes y personal laico, el Papa presidió la concelebración eucarística. Un ambiente de comunión marcó profundamente aquellos momentos.
Al fin y al cabo, el Jubileo remite a una imagen de fiesta y de gratitud, porque los pecados son perdonados y se condona la pena temporal. Esa alegría se reflejó durante la visita a las salas de los museos y a la Capilla Sixtina, donde las obras captan la atención de los presentes e invitan a contemplar los misterios de la fe y la vida del Hijo de Dios, de la Virgen y de los Santos.
¿Por qué concluir el Jubileo con una visita a los Museos del Papa? Porque la mayor parte del patrimonio artístico que allí se conserva habla precisamente de fe, expresada a través del genio y la maestría de quienes plasmaron en sus obras su inspiración creadora.
Para los empleados fue, por lo tanto, un recorrido en el que pudieron acercarse, vivir y participar del fervor que dio vida a los grandes maestros, y que hoy se presenta y comparte con todo aquel que desee vivir esta experiencia.
Una visita que, en definitiva, unió —bajo el signo de la fiesta— a empleados de diversos Dicasterios, organismos, instituciones y realidades al servicio del Papa y de su misión en la Iglesia y en el mundo.