22 de agosto: memoria litúrgica de la Santísima Virgen María Reina
No una Soberana distante, sino una Madre tierna y cercana
«Desde los primeros siglos de la Iglesia católica, el pueblo cristiano ha elevado suplicantes oraciones e himnos de alabanza y devoción a la Reina del Cielo, tanto en circunstancias gozosas como, mucho más, en momentos de grave aflicción y peligro; ni nunca se han desvanecido en la fe las esperanzas puestas en la Madre del Rey divino, Jesucristo, gracias a la cual hemos aprendido que la Virgen María, Madre de Dios, preside el universo con corazón maternal, como coronada de gloria en la beatitud celestial». Así lo recuerda Pío XII en su Encíclica Ad Caeli Reginam del 11 de octubre de 1954, con la que instituyó la fiesta litúrgica de la «Bienaventurada Virgen María Reina».