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15 de julio: San Buenaventura de Bagnoregio, obispo y Doctor de la Iglesia

Un teólogo en la escuela de san Francisco de Asís

San Buenaventura nació hacia el año 1217 en Bagnoregio, en la región del Lacio. Su nombre de bautismo era Giovanni, como el de su padre, Giovanni Fidanza. Se sabe poco sobre su infancia, salvo que fue curado de una grave enfermedad por intercesión de san Francisco de Asís, según él mismo relata en el prólogo de la Legenda maior sancti Francisci.

En 1236 se trasladó a París para cursar estudios. Tras obtener el grado académico en artes liberales en 1243, decidió ingresar en la Orden de los Hermanos Menores, adoptando el nombre de Buenaventura. Comenzó a estudiar teología bajo la dirección de Alejandro de Hales y, tras la muerte de este en 1245, prosiguió su formación con Oddo Rigaud y Guillermo de Melitón. En 1248 obtuvo el título de bachiller bíblico, iniciando sus comentarios a la Sagrada Escritura, y entre 1250 y 1252 se dedicó al estudio de las Sentencias de Pedro Lombardo.

Entre 1253 y 1254 alcanzó el grado de magister (maestro), completando varias obras teológicas de gran relevancia. En 1254 fue nombrado magister regens (profesor titular de los frailes), aunque sólo en 1257 fue oficialmente reconocido como docente universitario, junto con santo Tomás de Aquino.

El 2 de febrero de 1257, mientras se encontraba en París, fue elegido Ministro general de la Orden, cargo que le fue confiado durante el Capítulo celebrado en Roma bajo el pontificado de Alejandro IV. Tenía entonces unos cuarenta años. Uno de sus principales objetivos fue unificar la normativa interna de la Orden, lo cual condujo a la redacción de las Constituciones Generales de Narbona (1260), fundamentales para la organización futura de los franciscanos.

También se le encomendó redactar una nueva biografía oficial de san Francisco, que presentó en el Capítulo de 1263 en Pisa bajo el título de Legenda maior. Escribió además una versión abreviada con fines litúrgicos (Legenda minor). Ambos textos fueron adoptados como oficiales por toda la familia franciscana. Algunos estudiosos consideran que estas dos obras constituyen los pilares de la reforma de Buenaventura: uno de carácter jurídico, el otro espiritual y teológico.

Además de su labor de gobierno, Buenaventura fue un predicador incansable, dirigiéndose tanto a religiosos como a fieles laicos. Sus numerosos viajes dan cuenta de su actividad: entre 1257 y 1259 estuvo en Umbría, Viterbo, París, Inglaterra (Oxford y Lincoln), Francia (Saint-Omer) y Alemania, hasta llegar al monte Alvernia. Su fama alcanzó tal magnitud que, en 1265, el papa Clemente IV quiso nombrarlo arzobispo de York, dignidad que él rehusó.

A pesar de sus múltiples ocupaciones, entre 1257 y 1267 escribió varias obras espirituales y teológicas, como Itinerarium mentis in Deum, Lignum vitae, De regimine animae, Collationes de decem praeceptis y Collationes de septem donis Spiritus Sancti.

En 1272, el papa Gregorio X le pidió que colaborara en la preparación del Segundo Concilio de Lyon, que debía abordar la reforma de la Iglesia, la situación de Tierra Santa y las relaciones con la Iglesia griega. Buenaventura fue encargado de enviar una delegación a Constantinopla para mantener el contacto con el emperador Miguel VIII Paleólogo.

Entre abril y mayo de 1273 pronunció en París sus últimas lecciones universitarias (Collationes in Hexaëmeron), obra que no llegó a concluir, ya que el 3 de junio de ese mismo año fue creado cardenal por Gregorio X. Falleció el 15 de julio de 1274, durante la cuarta sesión del Concilio de Lyon. Fue canonizado por el papa Sixto IV en 1482, y Sixto V lo proclamó Doctor de la Iglesia en 1588.

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