27 de julio: San Pantaleón, médico, mártir
Aquel que tiene compasión de todos
San Pantaleón, conocido también como San Pantaleón (o San Pantalón), es uno de los mártires más célebres de la gran persecución contra los cristianos bajo el Imperio romano (303-305). Es venerado como patrono de las comadronas y, junto con los santos Cosme y Damián, como copatrono de los médicos. Forma parte del grupo de los santos anárgiros, así llamados porque ofrecían atención médica de forma gratuita, sin aceptar ningún tipo de compensación (del griego: «sin dinero»).
Según la tradición hagiográfica, transmitida en múltiples lenguas y versiones desde la Antigüedad, Pantaleón nació en Nicomedia (actual Turquía), hijo de Eustorgio, un rico pagano, y de Eubula, una cristiana que lo educó en la fe. Tras la muerte de su madre, se alejó de la Iglesia y se dedicó al estudio de la medicina bajo la tutela del maestro Eufrosino, llegando a ser tan hábil que fue llamado al servicio del emperador Maximiano, o tal vez, más probablemente, de Galerio.
Su regreso a la fe cristiana fue posible gracias al encuentro con un sacerdote llamado Hermolao, que vivía oculto para escapar de las persecuciones. Hermolao, impresionado por su capacidad como médico, le exhortó a no descuidar la «ciencia de la salvación». Pantaleón se sintió conmovido, se convirtió profundamente y, tras invocar el nombre de Cristo, curó milagrosamente a un ciego, logrando también la conversión de su padre. A la muerte de este, liberó a sus esclavos y distribuyó sus bienes entre los pobres.
La envidia de otros médicos llevó a que fuera denunciado ante el emperador, quien trató de diversos modos de hacerle renegar de Cristo. Pero Pantaleón permaneció firme en la fe. Fue condenado a muerte, y sus milagros fueron calificados de “hechicería”. Según la Passio, sobrevivió a varios intentos de ejecución, hasta que fue él mismo quien aceptó la muerte, perdonando a sus verdugos. Una voz del cielo, según la tradición, lo llamó Panteleímon, es decir, «el que tiene compasión de todos».
A pesar de los elementos legendarios que contienen los relatos hagiográficos, el culto de san Pantaleón es muy antiguo. Está documentado por Teodoreto de Ciro (siglos IV-V) y por Procopio de Cesarea (siglos V-VI), así como por el Martirologio Jeronimiano, que data del siglo V y se basa en textos aún más antiguos.
En Italia, uno de los lugares más conocidos vinculados al santo es la catedral de Ravello, donde se conserva una ampolla con su sangre, que según la tradición se licúa cada año. También Venecia venera a san Pantaleón desde la Edad Media: la iglesia de San Pantalón conserva uno de sus brazos.