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7 de septiembre: Santa Regina, virgen y mártir

Vivió y murió por Cristo

Santa Regina de Alise, virgen y mártir, vivió hacia el año 286 d.C. en Alise, en Francia, cerca de la ciudad de Autun. Aunque las noticias sobre su vida son escasas y en gran parte inciertas, su culto se difundió ampliamente no solo en Francia, sino también en Alemania.

Según la tradición, Regina nació en Alise, lugar célebre asimismo por el cautiverio del jefe de los galos, Vercingétorix, derrotado por Julio César. Su madre murió al darle a luz, y la niña fue criada por una nodriza que le transmitió la fe cristiana.

Su padre, Olibrio, un importante funcionario pagano en la Galia, al enterarse de su conversión al cristianismo, indignado, la expulsó de casa. Regina fue a vivir con la nodriza y, para mantenerse, comenzó a pastorear ovejas.

Existen dos versiones principales acerca de su muerte. En la primera, el padre, viendo que su hija rehusaba renegar de la fe cristiana, la mandó encarcelar y torturar, y finalmente la condenó a la decapitación.

En la segunda versión, Regina fue pedida en matrimonio por un prefecto local, pero ella, habiendo consagrado su vida a Dios, rehusó con firmeza. También en este caso fue encarcelada y sometida a tormentos. Durante la noche tuvo una visión de la cruz y oyó una voz que le prometía el fin inminente de sus sufrimientos. Al día siguiente, tras nuevas torturas, fue decapitada.

Se cuenta que durante su martirio apareció una paloma blanca que volaba sobre ella en el momento de su muerte, signo que impresionó profundamente a los presentes y llevó a muchos a la conversión al cristianismo.

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