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8 de septiembre: San Tomás de Villanueva, Agustino y Arzobispo de Valencia

Consumido por el amor a los pobres y necesitados

Consagrado en la Orden de San Agustín, aceptó por obediencia la dignidad episcopal. Fue un celoso pastor que mostró un gran amor por los pobres, hasta el punto de donar todo a los necesitados, sin reservarse ni siquiera una pequeña cama. Es San Tomás de Villanueva, en el siglo Tomás García Martínez. Nació hacia finales de 1486 en Fuenllana, Ciudad Real (España), de padres religiosos y caritativos, de quienes heredó un entrañable amor por los pobres.

Creció en Villanueva de los Infantes, ciudad de la que tomó el nombre. A los 15 años comenzó sus estudios en la Universidad de Alcalá, donde en 1509 obtuvo el título de maestro en lógica, física y metafísica, y enseñó durante algunos años. Estudió también teología, aunque interrumpió dichos estudios para dedicarse a la docencia.

En 1516 ingresó en la Orden de los Agustinos y fue ordenado sacerdote en 1518. Desempeñó diversos cargos importantes como prior y provincial en distintas sedes. Tras haber rehusado el arzobispado de Granada, en 1542 aceptó, por obediencia, el cargo de Arzobispo de Valencia.

Fue un gran predicador, muy estimado por el emperador Carlos V y su esposa. En 1544 la Orden de San Agustín recibió autorización de la Corona para fundar en Madrid el convento de San Felipe el Real, con la condición de que Tomás de Villanueva residiera en él o predicase allí todos los Cuaresmas.

En Valencia halló una diócesis espiritualmente debilitada y marcada por tensiones sociales. Se empeñó en renovar la fe de la comunidad, fundó colegios para pobres y seminarios para formar un clero digno. Visitó personalmente las parroquias y convocó un sínodo para guiar la reforma eclesiástica local.

Se distinguió sobre todo por su caridad hacia los pobres, la asistencia a los enfermos y el apoyo a los oprimidos, como los prisioneros. Su entrega y su cultura le convirtieron en uno de los obispos más estimados de su tiempo, encarnando el ideal del pastor.

Escribió obras de importancia, entre ellas el célebre Sermón del amor de Dios. Su vida austera y su doctrina anticiparon la Reforma tridentina en España. Murió en 1555 en Valencia. Sus restos se conservan en la Catedral de Valencia.

Fue beatificado por Pablo V en 1618 y canonizado por Alejandro VII en 1658. A partir de ese mismo año, Alejandro VII Chigi mandó erigir la Parroquia Pontificia de Castel Gandolfo, dedicándola a San Tomás de Villanueva. El proyecto fue confiado a Gian Lorenzo Bernini.

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